El balance de oferta y demanda de energía para los próximos años, nos lleva a concluir que -dados los tiempos para la implementación de generación de base-, una cuota importante de este crecimiento deberá venir de la incorporación de generación basada en Gas Natural.
Es un lugar común decir que la naturaleza no nos dotó con generosidad de las energías convencionales, pero que nuestro país sí es rico en las energías del futuro, las energías no convencionales.
Esta realidad se traduce en que, para obtener suministro de gas, de carbón o de petróleo, estos deben ser adquiridos en regiones lejanas y traídos al país por mar, convirtiendo así a los lugares de recepción y almacenamiento de combustible, puertos y terminales de regasificación, en activos estratégicos para el negocio de la energía.
Con estas restricciones, de manera natural surge como nuestro primer gran desafío resolver la disponibilidad, uso y pago de estos activos estratégicos y junto con ello definir la matriz energética del futuro y establecer el marco regulatorio adecuado para que el esfuerzo privado viabilice la implantación de esta matriz energética tan necesaria para nuestro desarrollo.
ERNC
Más allá de las obligaciones sistémicas y los beneficios que puedan otorgarse a la instalación de las ERNC, una labor primordial es la incorporación eficiente de la generación intermitente ERNC al sistema, resolviendo todas las limitantes técnicas para su plena conexión y operación. Esto está directamente relacionado con el desarrollo de los sistemas de transmisión que permiten la conexión de las centrales y su integración al sistema.
Para el mediano y largo plazo, debe ponerse todo el esfuerzo en viabilizar el desarrollo de soluciones de almacenamiento de energía como complemento de la generación ERNC, ya sea como almacenamiento de calor, baterías o sistemas complementarios de almacenamiento de energía hidráulica. Junto a ello debe asegurarse plena interacción con los grandes embalses del sur, de manera de aumentar la penetración de las ERNC al sistema eléctrico.
Gas Natural
El balance de oferta y demanda de energía para los próximos años, nos lleva a concluir que -dados los tiempos para la implementación de generación de base-, una cuota importante de este crecimiento deberá venir de la incorporación de generación basada en Gas Natural.
Esta visión nos enfrenta con el modelo de negocio para esta tecnología en nuestro país, que obliga a la integración vertical desde la compra hasta la regasificación del gas, llegando hasta la generación de energía, lo que aporta una cuota importante de barreras de entrada a nuevos entrantes y una mayor exposición a riesgo financiero a los actores que participan.
Un tema relevante a resolver es la adecuada incorporación de la naturaleza del negocio del GNL a las modelación de la planificación y despacho de este tipo de centrales.
Un importante desafío para sustentar el incremento de centrales de ciclo combinado a gas natural, es el desarrollo y disponibilidad en modalidad de acceso abierto de nuevos terminales de regasificación, para lo cual debe definirse un marco regulatorio que viabilice su construcción, uso y pago.
Transmisión
La geografía de nuestro país define un sistema de transmisión principal longitudinal con bajo nivel de enmallamiento; esto junto a la ausencia de una red de gasoductos longitudinales conectados directamente a pozos de producción, convierten a la expansión de la transmisión en un eje fundamental del desarrollo y la seguridad eléctrica.
Los nuevos criterios para justificar las futuras líneas y subestaciones troncales y de subtransmisión deben ser revisados y modificados por uno que no sólo mire los costos de producción sino, con igual o mayor importancia, considere como objetivo el normal funcionamiento del mercado.
En nuestro país, las dificultades para establecer líneas y subestaciones de transmisión son crecientes, por lo que debe mirarse con especial cuidado qué tipo de soluciones de transmisión se implementan.
La transmisión principal, troncal y subtransmisión, debe tener las holguras necesarias para un intercambio pleno de energía y para la conexión y transporte de nuevos bloques de generación y consumo.
La correcta regulación del acceso, uso y pago de los sistemas de transmisión adicional, resolviendo de manera adecuada los derechos de los propietarios, de los proyectos en construcción, y de los proyectos en desarrollo, es una necesidad urgente para permitir un mayor desarrollo de los nuevos proyectos de generación.
Licitaciones para empresas distribuidoras
Los principales objetivos que se buscaron con las licitaciones de suministro eléctrico fueron servir como instrumento para el desarrollo de nuevos proyectos de generación y obtener contratos de largo plazo a precios razonables para el suministro de clientes regulados de las empresas distribuidoras.
No obstante, y antes que los primeros contratos licitados hayan vencido, existe la convicción que el proceso debe ser corregido porque los objetivos centrales no se han cumplido. Para ello, debe modificarse el concepto actual de considerar la electricidad adquirida como un producto único, independiente del proveedor y de la tecnología, sin diferenciar si se trata de centrales nuevas o centrales existentes.
Esto implica cambiar el paradigma de licitar energía en procesos desvinculados entre sí, a uno distinto que considere la curva agregada de todo el sistema como un todo y a la vez minimice los riesgos para los generadores que derivan de eventos ajenos a su control. Así, el concepto que debe incorporase en esta nueva visión es el de llenado eficiente de la curva de carga agregada a base de contratos.
Otras energías convencionales
Es indudable, que nuestra matriz energética deberá considerar fuentes convencionales de energía para otorgar la debida seguridad de abastecimiento al sistema. Centrales a base de carbón y grandes centrales hidroeléctricas, de pasada y de embalse, deberán ser construidas en el país.
Para ello debe hacerse viable el desarrollo de estos proyectos en condiciones armónicas con el medio ambiente y la comunidad, resolviendo el dilema de los costos que deben soportar las comunidades locales.